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martes, 31 de mayo de 2011

Libertad de expresión: Tesoro que no se vende

Aunque según la Organización de las Naciones Unidas, el Perú no es un país con alto riesgo contra la libertad de expresión,  nosotros conocemos lo difícil que fue para los periodistas vivir sometidos a regímenes autoritarios que censuraban la libertad de prensa o la compraban, quitando  la carta de transparencia de un profesional del periodismo debe tener con la sociedad.
El Perú sufrió la confiscación de los medios de comunicación en el gobierno del general Velasco en el año 1974, censurando toda crítica al gobierno y reprimiendo a quien se oponga, en uno de los  episodios más tristes de la prensa peruana. Asimismo, en la década de los noventa el manejo de los medios por parte de Vladimiro Montesinos, hizo que dueños de medios de comunicación vendan la línea editorial de sus empresas a cambio de fajos de billetes, como los conocimos en los vergonzantes videos donde quedaron registrados esos hechos.
Una de las funciones que cumple la prensa es fiscalizar y denunciar los hechos de corrupción que ocurren en la política de un país, sirviendo como termómetro y en algunos casos restringiendo los abusos que quieren cometer quienes ostentan el poder (y sabemos que quien tiene poder, pueden cometer muchos vicios), por lo que los gobernantes siempre han querido mantener a la prensa sumisa o
amenazada, usando métodos aborrecibles que han ensuciado la imagen de la prensa en general.
Por eso debemos asegurar las condiciones democráticas, como la tolerancia y la libertad de expresión, para que los periodistas puedan actuar con independencia, y cumplir con la noble función de brindar noticias con criterio y fundamento, como lo exigen públicos en sociedades avanzadas. Hay que admitir que en el Perú, aún no está garantizada la libertad de prensa, ni tenemos una sociedad con la capacidad de indignación para exigir mejores contenidos a los medios y a sus líderes de opinión, pero cuando recuperamos la democracia el segundo año de este milenio, se sentaron las bases de lo que podría ser una prensa decente, que aunque responde a ciertos intereses, existe la pluralidad y la libertad como para que el usuario pueda consumir el medio con el que se sienta más identificado.
Sin embargo, según un análisis de la Asociación Nacional de Periodistas del Perú, en el año 2010 se han dado 194 atentados contra la libertad de prensa, entre los que resaltan: el cierre de radio La Voz de Bagua, o la sentencia al periodista José Antonio Godoy por  su blog político Desde el Tercer Piso.
Por eso, ahora que vivimos un clima de incertidumbre sobre el futuro de la prensa peruana, a raíz de las dos únicas opciones políticas que gobernarán el país luego de las elecciones, y  que ambas generan el pánico y el temor por lo que puedan hacer frente a la crítica, es que debemos analizar la situación con pinzas, porque cualquier error puede salir muy caro.
El 3 de mayo se celebra el Día Mundial de la Libertad de Prensa, y debemos tenerlo presente para no pasar por alto hechos como el ocurrido hace poco en Canal N, donde despidieron a su productora general Patricia Montero y a José Jara, productor de un noticiero de dicha televisora, por no apoyar a una candidata a la presidencia, lo que afectó la libertad de ambos periodistas. En nuestros países vecinos, varios gobernantes también han tomado acciones contra la prensa libre e independiente, como en Venezuela, Argentina o ahora último Ecuador con el referéndum, donde se plantea restringir contenidos. 
 Si hay algo que no podemos permitir, es que coaccionen nuestra opinión, que es lo más valorable que tiene un hombre de prensa, por eso nuestra posición frente a este tema debe ser de alerta, ahora más que nunca, para no permitir que vuelvan épocas nefastas como en las dictaduras de Velasco o Fujimori.

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